El emblemático restaurant del Seagram Building, diseñado por Philip Johnson, cerró sus puertas el 16 de julio, seguido por una subasta de su contenido, que se realizará el próximo 26 del mismo mes.
El (doloroso) catálogo incluye 500 lotes, muchos de ellos con varias piezas, que conformaron su interior íntegramente de diseño de autor, con 200 sillas Brno o Barcelona de Mies, mesas de Eero Saarinen , juegos de cubiertos o vajilla de Ada Louis Huxtable, y mucho más que puede consultarse en el sitio de la casa Wright de remates.
El edificio que lo alberga, en la esquina de las calles 99 y 52, pleno midtown, firmado por Mies Van del Rohe, fue su sede desde 1959, sirvió la cena del 45 cumpleaños del presidente John F Kennedy en 1962, y era frecuentado por ejecutivos, brokers, empresarios y celebridades, aunque en los últimos tiempos la crítica no acompañaba el simbolismo del lugar.
Aby Rosen, director del holding dueño del edificio , RFR Holding LLC, no renovará el contrato e instalará en su lugar otro restaurant, ya que consideran al Four Seasons como "algo del pasado" pero sin embargo legándole sus principales características espaciales, ya que es considerado "city landmark". De hecho la comisión de "Landmarks Preservation" les negó varias veces la posibilidad de reformas del espacio, autorizándoles únicamente el cambio de la moquette.
El restaurant permanecerá sin sede durante un año, etapa en la que Alex Von Bidder y Julian Niccolini -sus propietarios- negociarán con otros potenciales arrendadores, en sitios de similar calidad arquitectónica.
Una posibilidad manejada es el 280 de Park Ave, rooftop del ex Chase Manhattan Bank, de Skidmore, Owings, & Merrill, con una inversión en el entorno de 150 millones de dólares y un proyecto de Isay Weinfeld.
En el año 1955 Samuel Bronfman, CEO de la destilería Seagram, convocó a su hija, Phyllis Lambert, artista plástica por entonces de 27 años que vivía en Europa, para reclutar arquitectos para construir el edificio corporativo con la ayuda de Philip Johnson, (Autor de la Glass House de Connecticut y el AT and T building) para ese entonces director de arquitectura del MoMA.
Phyllis fue ferviente defensora de mantener las piezas unidas a la arquitectura, aunque sin éxito.
La mejor opción la encontraron en Chicago: Mies van del Rohe, para ese entonces de 69 años. Entre ambos diseñaron el que en su época fue el edificio más caro de la historia, 43 millones de dólares que en cierta forma irónicamente cumplía el "less is more" pregonado por su autor.
Su restaurant en Planta Baja fue un éxito instantáneo, también reconocido como el más caro de la ciudad: entre sus dos espacios "Pool Room" y "grill Room" precedidos por un lobby, podía encontrarse piezas de arte firmadas por Miró, Pollock, o Picasso.
Johnson se respaldó en varios asesores: William Pahlmnnn como diseñadores de interiores; Garth y Ada Louise Huxtable, (diseñadores industriales); Eleanor Charles (uniformes); Karl Linn (paisajismo); Emil Antonucci (Identidad Gráfica) o Richard Kelly (Iluminación) entre otros.
Algunas reflexiones obligadas de casos como éste, que se repiten en todo el mundo:
-Es incompatible adaptar espacios comerciales a nuevas tecnologías y demandas del siglo XXI y la preservación de los mismos según su espíritu fundacional?
-La labor de proteccionismo de un espacio físico anula el significado de su continente obligándolo a buscar lugares más flexibles. Ergo pierde parte de su alma y trascendencia social.
En este caso hay involucradas entidades como el MoMA, la New-York Historical Society, o el Landmark Preservation Commision que ahora pugnan por conservar el contenido pero poco pudieron hacer para mantenerlo en su envolvente original.
Libros recomendados:
"El Four Seasons es una institución, no un restaurant"
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