Un hombre cargado de bolsas plásticas con su basura se pasea por Nueva York desde hace dos semanas: es Rob Greenfield, que espera atraer así la atención sobre la enorme cantidad de basura generada por los estadounidenses.
Este defensor del medio ambiente, que en tiempos normales casi no produce basura, decidió consumir durante un mes como un estadounidense promedio y generar así unos dos kilogramos (kg) de basura diarios.
Por la primera vez en cinco años come pizzas, hamburguesas, papas fritas, latas de refresco. Y los embalajes, los envases, los frascos de helado vacíos se acumulan en decenas de bolsas de nylon que lleva colgados de su cuerpo.
"Me zambullí totalmente en la manera estadounidense de producir desechos", dice con una sonrisa este hombre que quiere cargar su armadura de basura por la ciudad unas siete horas cada día.
A pesar de todos sus esfuerzos, no consume aún lo suficiente. Solo acumuló en 15 días unos 22 kg de basura, cuando su objetivo eran unos 30 a medio camino hacia su meta.
Su proyecto debe culminar el 19 de octubre con una carga estimada en 45 kg de desechos al cabo de un mes, y convertirse en un documental.
Al inicio, Greenfield pensaba transportar toda su basura, incluida la orgánica. Pero renunció tras percibir el hedor que despedían sus desechos pese a las tres capas de plástico.
Por donde pasa, las reacciones son inmediatas. Ante el célebre edificio Flat Iron, los transeúntes lo ametrallan con sus teléfonos móviles.
La mayoría de los que acude hacia él ya lo conoce. Está muy presente en internet, ya tuvo su propio programa en el canal Discovery y esta no es su primera operación mediática.
Entre sus anteriores aventuras figuran operaciones de recuperación de basura en las papeleras y más de un año viviendo en una casita sin agua corriente ni electricidad.
"¿Es usted el hombre papelera?", le pregunta un peatón. "Las personas me llaman más bien el hombre basura", responde él con una jovialidad que parece no abandonarle jamás.
Desde hace más de tres años, cuando Greenfield se lanzó a la militancia ambiental, dice que ha visto evolucionar las mentalidades, aunque más sobre la naturaleza de lo que se consume que sobre la cantidad.
Muchas personas "quieren reciclar, comprar productos más verdes, pero pocos de ellos quieren reducir" su consumo, dice.
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