El tradicional clasismo social inglés, que algunos dan por muerto de vez en cuando, surge con fuerza en otras ocasiones. El cantante Sting, nacido Gordon Sumner hace 65 años en el norte de Inglaterra, ha dicho a Sebastian Shakespeare, de Daily Mail, que prefiere vivir en Estados Unidos porque los británicos son unos envidiosos. "Siento que ya no pertenezco a ninguna clase, por lo tanto, es mejor para mí una sociedad como ésta [la norteamericana], que es un poco más libre",cuenta el cantante del grupo Police.
El columnista de ilustre apellido inglés (Shakespeare) recuerda en su entrevista que Sting es hijo de un lechero y de una peluquera de una ciudad modesta del norte de Inglaterra, lo que llaman working class(clase trabajadora), en un exceso de uso del término. En la entrevista concedida en Nueva York, el músico dice que en esas ciudad está "más cómodo porque en Inglaterra soy una figura que provoca divisiones; me siento más aceptado en la sociedad norteamericana que en la británica porque allí [en Reino Unido] no me perdonan el haber ascendido la escala social".
Sting vendió su casa de Highgate, en el norte de Londres, y se instaló hace unos 15 años en Nueva York junto a su esposa, la actriz inglesa Trudie Styler (62) y los tres hijos del matrimonio. El músico conoció a Trudie cuando ella formaba parte de la Royal Shakespeare Company y tenía de colega a la actriz Frances Tomelty, entonces esposa de Sting, y madre de sus dos hijos mayores.
A pesar de haber amasado una fortuna de 240 millones de euros, incluida una cartera de propiedades en Nueva York, Inglaterra e Italia, Sting reprocha a sus compatriotas que "son celosos" porque le miran, y le tratan, "con envidia".
El músico anda promocionando su último disco y dando entrevistas de promoción. Ni él ni su esposa, productora de cine y documentales, parece que planeen jubilarse. Hace un par de años el cantante dijo que sus hijos no heredarían su fortuna porque él no les quería "robar" el estímulo vital de labrarse una profesión o un oficio en la vida. Después se supo que su hija, la cantante Coco, disponía a sus 20 años de una vivienda para ella sola en el centro de Londres y una manutención. La pareja es conocida también por su labor filantrópica en favor de causas ecológicas y humanas.