La lujosa residencia de Donald Trump en Manhattan se caracteriza por delicados acabados en cada uno de sus rincones, cuadros de pintores famosos en paredes y techos, objetos antiguos en determinados muebles, libros exclusivos de moda en las salas y una vista envidiable de la ciudad desde cada una de sus ventanas.
Esta oda al palacio francés de Versalles está llena de molduras doradas y cielos pintados que contrastan con las líneas rectas y contemporáneas de la mayoría de los apartamentos de los millonarios que actualmente vivien en Nueva York.
Los especialistas en diseño no han encontrado un apartamento igual en la ciudad y sus salones han aparecido en distintas revistas de interiores desde hace años.
En los últimos días, este penthouse se convirtió en más que la 'guarida' del presidente electo de Estados Unidos y su familia, ahora es también una fortaleza por la que a diario rondan decenas de policías, barreras metálicas y de concreto, retenes y calles cerradas.
El lugar, de 202 metros de altura y con un exterior de cristal relumbrante, dejó de ser una atracción turística abierta al público el pasado martes, cuando se realizaron las elecciones estadounidenses que terminaron por darle el triunfo al magnate.
Las medidas de seguridad son extremas, este viernes, por ejemplo, cambiaron los camiones del Departamento de Sanidad llenos de arena que formaron una muralla en la fachada principal del la torre de Trump, por barreras de concreto, las cuales lucen el logo del Departamento de la Policía de Nueva York.
A ese cuerpo policial se suman el Servicio Secreto y funcionarios de seguridad privada de Trump, aunque hasta ahora nadie ha precisado los detalles de seguridad para la torre.
A partir del 20 de enero del 2017, el nuevo mandatario de Estados Unidos dividirá su tiempo entre Nueva York y Washington, por lo que según Steve Davis, comisionado adjunto de la Policía de Nueva York será necesaria "mucha planeación y creatividad".
Preocupación
En los alrededores de la torre Trump no todo es color de rosa, los dueños de tiendas minoristas de artículos de lujo externaron su preocupación, pues temen que las ventas bajen en los últimos meses del año, cuando regularmente el consumismo aumenta.
Durante los últimos días, luego de consultar a los visitantes y compradores el lugar al que se dirigían, los oficiales les permitían el paso, pero los comerciantes temen que eso aleje clientes.
Incluso, la exhibición de luces de Navidad que efectúa cada año la torre y que estaba prevista para la semana entrante fue cancelada.
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