New York Ultimate: 25 cosas que hay que conocer en Nueva York: primera parte

sábado, 5 de septiembre de 2015

25 cosas que hay que conocer en Nueva York: primera parte

La Gran Manzana, rincón por rincón, con todos sus imprescindibles. Una guía esencial para explorarla por primera vez o redescubrirla. Tomá nota antes de visitarla

1. Brooklyn Heights

Brooklyn está de moda. Fue el primer suburbio de Estados Unidos y allí vivieron intelectuales y escritores. La mejor manera de llegar a Brooklyn Heights es caminando por el paseo costero. Un dato: quien tenga pensado pasar el 4 de julio en Nueva York, esta pasarela de 500 metros, inaugurada en 1950, es perfecta para ver los fuegos. Cranberry, Willow, Hicks: calles arboladas, con edificios de ladrillo elegante y gastado construidos en las primeras décadas de 1800. En Montague St. hay tiendas, restaurantes y cafés para una pausa.

2. Time Out

El mejor calendario de eventos, qué hacer, barrio por barrio, circuitos de compras y paseos, críticas de nuevos restaurantes y shows está en la revista Time Out, la mejor guía de programas para adueñarse por unos días de Nueva York. Aparece todas las semanas y cuesta menos de u$s 5. De los revisteros de la calle se puede tomar otra guía, Village Voice, que es gratuita.


3. Central Park

Los newyorkers viven en departamentos mínimos. Si bien cada barrio tiene su parque, el Central Park es la referencia, casi un cuarto más de la casa cuando el tiempo lo permite. Running, picnic, lectura, fotos de boda, una caminata por Strawberry Fields -nombrado en honor a John Lennon que vivía cerca, en el edificio Dakota-, música, escenas de película, besos bajo un cerezo, cada habitante se apropia del Central Park a su manera.
Plantado entre el Upper East y el Upper West, tiene 341 hectáreas y 150 años de historia: fue el primer parque público de Estados Unidos. Una hora en bicicleta (u$s 9) alcanza para un pantallazo. Las bicis se alquilan cerca del Boat House que, a propósito, tiene un brunch muy bueno los fines de semana.

4. Williamsburg

La avenida principal de la zona más trendy del barrio es Bedford. Allí encontrará cafés, personajes y situaciones. En Oslo Coffee (133 Roebling St.), expressos bien hechos y muffins esponjosos. En el W-burg hay más de 40 espacios de arte. Los segundos viernes del mes, muchas galerías abren hasta tarde. Entre locales de ropa vintage, ferias y ecoboutiques, City Reliquary (370 Metropolitan Ave) es un museo de memorabilia de Nueva York: desde colecciones privadas de tijeras hasta pósters de Miss Subway, un título de belleza que existió entre 1941 y 1976.
Warsow, la Casa Polaca (261 Driggs Ave.) tiene bistró, cerveza polaca y shows. La zona cuenta con cocina thai de primer nivel: Amarin (617 Manhattan Ave.). El Music Hall de Williamsburg maneja una agenda de conciertos de indie pop y rock (entradas entre u$s 15 y 35).
Otro para la noche, Pete's Candy Store (709 Lorimer St.), un antiguo negocio de golosinas devenido pub con bandas en vivo y entrada gratis. Cuando el barrio se apaga, seguro que Rose Mary's, un bar en Bedford, a media cuadra del subte, sigue encendido, fiel a su leyenda: Everybody's Bar Everyday, el bar de todos, todos los días.

5. Chinatown

El Chinatown de Manhattan tiene alma de pulpo: si bien las calles principales están al Sur de Canal y al este de Broadway, también hay negocios, restaurantes y supermercados que se asoman en el vecinoLower East Side. Y en Little Italy, que se ha ido encogiendo y da la impresión de que de un momento a otro se la comerán con palitos. Chinatown conforma la comunidad más grande fuera de Asia. Imposible no comprar en Chinatown: joyas, carteras Louis Vuitton y Prada a veintitantos dólares y lólex, que no son otra cosa que Rólex truchos. Las pescaderías son un lujo y los supermercados, un museo vivo de la cultura asiática. En Chinatown hay más de 200 restaurantes, donde comer los famosos dumplings de cerdo o el pato laqueado. A propósito, algunos creen que aquí es donde vienen los patos del Central Park en invierno.

6. La terraza del Met

Además de 26 mil árboles de 140 especies, el Central Park tiene el Metropolitan Museum, que ocupa más de cinco hectáreas, y para muchos la madre de todos los museos de la ciudad. Desde la terraza, la vista del parque con la ciudad en el fondo es magnífica. Hay un bar donde tomar un trago o un café. En sus instalaciones, el Met guarda nada menos que cinco mil años de arte. Se hacen recorridos guiados, pero es importante preguntar antes qué área visitarán. Reserve un tiempo para los shops de los museos porque suelen tener ofertas de libros de arte. A diferencia del resto de los museos, aquí la entrada es a voluntad. Lunes, cerrado.

7. Hopper en el Whitney Museum

Este tip es para fanáticos de Edward Hopper. El museo es dueño de toda la colección del maestro de la luz y la síntesis, y un profundo analista de su país. Lo mejor del Whitney es que muestra el camino recorrido por el pintor: el tránsito desde la primera arquitectura -los bocetos sobre construcción concreta, con vigas y estructura y niveles- hacia la arquitectura de la soledad y los mundos construidos con angustia, luz y seres solos. Entrada: u$s 15. Lunes y martes, cerrado.

8. Dumbo

El nombre de este barrio no tiene nada que ver con Disney. Dumbo quiere decir Down Under the Manhattan Bridge Overpass y se refiere al distrito neoyorquino que está justo del otro lado del Puente de Manhattan. Es un barrio antiguo, con fábricas de ladrillo de la época en que no existía el puente y se cruzaba el East River en ferry.
Los fines de semana suele haber ferias de arte y negocios que venden samples o muestras de ropa sin etiqueta pero de marca. ¿Una pausa? Pruebe las tartas de Grimaldi's (19 Old Fulton St). Cerca, entre los dos puentes, el de Manhattan y el Brooklyn, se extiende el Empire-Fulton Ferry State Park, un área verde a orillas del río, con vistas espectaculares del skyline de Manhattan. Debajo del Puente de Manhattan encontrará el mejor setting para un picnic de primavera. De postre, una pâtisserie en Almondine (85 Water St.), de las mejores panaderías de la ciudad. Se puede caminar hasta el Puente de Brooklyn, desde donde se ve el Financial District, hermético, vidriado, alto.

9. Gospel en Haarlem

Una aclaración: el gospel es parte de una ceremonia religiosa, no un show para turistas. En el corazón de Haarlem, la Abyssinian Baptist Church fue fundada en 1808. Los servicios más concurridos son los de los domingos, a las 9 y a las 11 de la mañana. Van muchos fieles y cada vez más turistas; a pesar de hacer una hora de cola es difícil conseguir lugar. En cambio, en la ceremonia del miércoles, a las 19, se entra sin espera. Primero, el ministro da un discurso, en general, con sentido del humor. Los fieles comentan mientras el pastor habla, yes sir, oh yes, y se ríen a carcajadas de sus bromas. Después, viene el coro de gospel. Serán unas 15 personas que suenan con la potencia de un órgano medieval.

10. El Puente de Brooklyn, al atardecer

Cuando se inauguró, en 1883, fue el puente colgante más largo del mundo. Tiene casi dos kilómetros de largo y, cada día, lo utilizan 150 mil autos, 1.200 bicicletas y 2.500 peatones. Fue diseñado por el ingeniero John Augustus Roebling y se construyó en un momento de apogeo sin igual de Brooklyn: era la tercera ciudad más grande de Estados Unidos y se necesitaba un puente que la conectara con Manhattan. La aclaración de hacer la caminata al atardecer es por la luz y porque a esa hora la población que lo atraviesa es más heterogénea. No son únicamente turistas, como durante el día, sino también locales que regresan a su casa en Brooklyn o que salen a correr o en bicicleta. Atención: el carril de los ciclistas es muy respetado. Después de cruzar la torre neogótica, en Brooklyn, puede llegar caminando a Dumbo. Si ya es hora de cenar, un recomendado: The River Cafe, con una vista increíble.

11. La Quinta Avenida, tres recomendados

Los que ya fueron seguramente tendrán lugares. Durante muchos años, fue un lugar turístico fundamental. Hoy, ya no tanto. La segmentación por gustos y afinidades es lo que más sale. Pero, seguramente, en algún momento, camine por la Quinta. Cuando pase entre la 49 y la 59 por lo menos péinese: es la zona comercial más cara del mundo. El metro cuadrado cuesta más de 16 mil dólares.
Antes de cruzar la 50, el Rockefeller Center, un clásico para patinar en invierno y disfrutar los canteros de flores en primavera. Grandes vistas de la ciudad, el Hudson y el Central Park desde Top of the Rock, en el piso 70 (u$s 21). En diagonal y rodeada de edificios, St. Patrick's fue la primera iglesia de la ciudad y es la iglesia católica más grande del país. En la 42 y la Quinta, la Public Library, un lugar para tener en cuenta. También, hay acceso a Internet sin costo, algo curiosamente difícil de encontrar en la Gran Manzana. A la salida, un desvío verde: Bryant Park.

12. Times Square

Aquí, el último no apaga la luz. El mítico cruce de Broadway y la 7ª brilla las 24 horas. Durante años tuvo mala reputación, pero después de la limpieza del alcalde Giuliani y el estreno del musical de Disney, El Rey León, se ha convertido en un lugar turístico sin igual. Por momentos es difícil avanzar por la cantidad de gente y las vidrieras con descuentos. Las publicidades tamaño extra large de los musicales se pelean, en definitiva, por uno, para que su cartel venda más entradas.
Desde lo alto de la gran escalera roja se logran vistas del conjunto luminoso, que tiene su punto culminante cada 31 de diciembre, cuando se reúnen más de 300 mil personas a recibir el Año Nuevo. Debajo está la ventanilla de TKTS, el lugar donde conseguir tickets con descuento para los shows de la misma noche. Suele haber cola pero no tanta. Es bueno comprarlos temprano porque los musicales empiezan a las 19, en el vecino distrito de los teatros.

13. Thrift Shops

Esta información es para compartir con gente que valore lo usado: ropa, muebles, joyas, objetos únicos. Se llama thrift shops a los negocios de segunda mano. En los de Manhattan es posible encontrar tesoros, como un blazer de pana de los años 70 en buen estado y por u$s 10, una alfombra turca nueva por u$s 25, una campera larga de pluma por u$s 30, un pañuelo de seda con estampas de la torre Eiffel, por u$s 1. Lo mismo que en una tienda vintage del L.E.S. cuesta u$s 100, en un thrift shop puede salir u$s 8 o u$s 12. En general dependen de una iglesia o institución de caridad: lo que se vende proviene de donaciones y lo que se recauda es para obras de beneficencia. Recuerdo especialmente el de Saint George's, frente a Gramercy Park, uno de los parques más exclusivos de la ciudad: desde 1830 sólo ingresan los vecinos que tienen llave.
 Segunda entrega de una guía práctica con los rincones más atractivos, los imperdibles y las oportunidades de la ciudad que nunca duerme.

14. Empire State, vista nocturna

La mejor vista de la ciudad, desde el piso 102 del Empire State (u$s 15). Después de distinguir varios edificios, los ríos, los puentes, la geografía aparece la imagen de la gente. Las millones de luces encendidas me recordaron algo que escribió E. B. White sobre Nueva York, en 1949. Él dice que hay vagamente tres ciudades: una, de los nativos; otra, de los commuters (los que cada día vienen a trabajar desde los suburbios y se vuelven) y la última, de los que nacieron en otra ciudad y llegaron a Nueva York en busca de algo. Según White: "Los commuters le dan a la ciudad su inquietud inagotable; los nativos le aportan solidez y continuidad; pero los colonos le dan pasión".

15. Lady Liberty

Para este paseo se recomienda elegir un día de sol y arrancar lo más temprano que se pueda. Porque siempre hay muchos visitantes, para registrar cómo late el Downtown por la mañana y disfrutar del paseo por Battery Park. Además, llegando con tiempo puede tomar el ferry gratuito que llega en 25 minutos a Staten Island. Es un transporte estatal, manejado por la ciudad de Nueva York, para que los habitantes de la isla están conectados con Manhattan. Esta alternativa les servirá a los que tengan menos tiempo y quieran visitar únicamente la Estatua de la Libertad.
La otra opción es tomar el ferry clásico (Statue cruises, u$s 12) que va a Staten Island y después a Ellis Island, la isla que entre 1892 y 1954 fue la puerta de entrada para 12 millones de inmigrantes, y donde hay un excelente museo de la inmigración. Para subir es preciso reservar el ticket con tiempo (u$s 3 extra) a través de la página y si lo consigue, subir 354 escalones. El viaje hacia Lady Liberty es emocionante por el símbolo democrático que representa y por la cantidad de gente de todo el mundo que llega desde lejos a comprobarlo.

16. Tarde en el SoHO

De zona fabril y peligrosa, se transformó en barrio imprescindible. Todavía quedan fábricas de ropa, pero la mayoría de los viejos depósitos fue reciclada y ahora se usan como oficinas de sellos de música, estudios de diseño y publicidad. En el SoHO hay negocios, restaurantes, buenos cafés, como el Habana (17 Prince St.), y está McNally Jackson, una librería independiente para quedarse un rato largo (tiene una completa sección de libros en español en el subsuelo). Hace tiempo que se instalaron GAP, H&M, Mango y la japonesa UNIQLO, entre otras cadenas. Pero también hay tiendas con encanto. Agent Provocateur, la marca inglesa de lencería de lujo, fundada por Joseph Corré, hijo de la famosa diseñadora Vivienne Westwood, es una de ellas.

17. MOMA

En NYC las decisiones se toman minuto a minuto. Después de estudiar el plano del Museo de Arte Moderno, el fallo: pasaré la tarde en los pisos 4° y 5°. Los folletos dicen que hay pintura y escultura desde 1840 a 1970. En la sala 20 del cuarto piso hay un cuadro de Jackson Pollock que se llama Number 31 y fue realizado en 1950. Del quinto piso fue difícil salir. Estaba cansada, me dolían los pies. Pero no había manera: Picasso, La gitana dormida, de Henry Rousseau y Giacometti me tironeaban de los brazos. La noche estrellada, de Vincent Van Gogh, no estaba en el museo. Según informaba un cartelito, se encontraba de gira por Ámsterdam, como una banda de rock. Hasta abril de 2010, una muestra temporaria sobre el genial Tim Burton. Martes, cerrado.



18. Hanami

El diseño, la mirada, la música, la comida y las tradiciones japonesas están de moda en Nueva York, ciudad hermana de Tokio. Todos los años, entre fines de abril y principios de mayo se festeja el hanami o florecimiento de los cerezos, un ritual de primavera, tan emocionante que vale la pena planificar un viaje para estar ahí. El cerezo es el árbol querido de los japoneses. El Jardín Botánico de Brooklyn tiene 220 cerezos, una parte de los dos mil que donó el gobierno de Japón a Estados Unidos en el siglo pasado. Cada año celebra el Festival Sakura Matsuri, una fiesta para pasarse todo el día bajo los cerezos rosados. Las performances suelen ser muy buenas. El año pasado tocó la reconocida J-pop star Ai Kawashima. Hay workshops, talleres de origami, tambores taiko, DJs ultrapops, exhibiciones de bonsai, tours guiados por el jardín y miles de japonesas lookeadas con pelucas, medias o kimonos rosas, a tono con las flores.


19. The Blue Note

Desde que abrió en 1981, el mejor jazz del mundo pasa por The Blue Note, el club nocturno de Greenwich. Un martes de mayo, un jueves de octubre, cualquier día del año es posible ver grandes músicos en vivo. También hay noches donde se presentan nuevos talentos locales, que seguro son buenos. El lugar no es demasiado grande y se ve bien desde todos lados. Igual, conviene llegar con tiempo antes porque se llena. Según el artista invitado, la entrada cuesta entre u$s 10 y u$s 40 parado en la barra, y de u$s 35 a u$s 65 en una mesa. No es barato, pero el show es excelente. Los tragos son buenos y la comida no es gran cosa.


20. Strand

El problema de esta antigua librería cercana a Union Square es cómo salir. Su logo es "18 miles of books" que, traducido, son 28,9 km de libros. La librería, que ya pasó los 80 años, estaba antiguamente a la vuelta de la ubicación actual, en una calle conocida como la cuadra de los libros porque tenía varias librerías. Con el tiempo fueron reemplazadas por bancos y seguramente por alguna sucursal de la popular cadena de farmacias Duane Reade. Hoy, la única que queda es Strand, un negocio familiar atendido desde el comienzo por la familia Bass. Hay tres pisos y un subsuelo. Hay mesas de best sellers, de ofertas, de buenas ideas para hacer regalos, de curiosidades, por menos de u$s 10, de ficción y de no ficción. Todas tienen cartelitos con los libros recomendados por el personal, más de 200 empleados con cara de lectores voraces.


21. Grand Central Station

Podría ser un lujoso hotel de París, pero es una estación de trenes por donde cada día pasan 400 mil personas. De fachada clásica y techos altísimos, Grand Central (43 y Lexington Ave.) fue inaugurada en 1912, después de diez años de construcción. Las lámparas, los relojes y dos águilas de hierro, todos los detalles son monumentales. Si no le alcanza con mirarlos, puede sumarse a un tour gratuito para explorarla en detalle, los miércoles y viernes, a las 12:30. Un dato curioso: las constelaciones pintadas en el techo fueron hechas para ser vistas desde arriba. Cuando salga de la estación, mire hacia la izquierda y se encontrará con el Chrysler (405 Lexington), uno de los edificios más lindos de la ciudad y un monumento al art déco. En el barrio también está otro grande del siglo pasado, el hotel Waldorf Astoria.


22. L.E.S

Atrás del Chinatown, el Lower East Side es un barrio con onda. Es uno de los distritos más antiguos de la ciudad, donde casi todos los edificios son esos inconfundibles de Nueva York con ladrillo a la vista y escaleras de incendio en el frente. En ese distrito decaído y oscuro comenzó una movida de diseñadores y artistas que, como se ve, son los que descubren y colonizan nuevos barrios. En los últimos años abrieron tiendas de ropa vintage, donde se puede encontrar una cartera de cuero con mariposas fucsias pintadas, o una estola de piel que aterrorizaría al movimiento verde, tan presente en Estados Unidos. Hablando de verdes, en L.E.S. hay una sucursal de Babeland, un sex shop ecofriendly, que vende condones veganos, lubricantes orgánicos y juguetes que no dañan al planeta. También hay negocios multimarca. Entre la selección, una grata sorpresa argentina: las creaciones de Valeria Pesqueira. El mundo puede cambiar, pero siempre queda Kat's Delicatessen, deliciosa evidencia de antaño. Kat's abrió en 1888 y es uno de los mejores lugares de Nueva York para comer matzo ball, una típica sopa judía.

Los fines de semana, ferias callejeras de artesanías y ropa hecha a mano. Uno se prueba ahí mismo en la calle. Otro dato para los fines de semana: Market NYC, una feria de diseñadores jóvenes donde se pueden encontrar oportunidades. Dos imperdibles gastronómicos del barrio: Dean & Deluca (560 Broadway) yBalthazar (80 Spring). El primero es la casa de las delicadezas más sofisticadas. El segundo es un bistró francés donde la bouillabaisse es imbatible y las ostras, un viaje al mar. Aunque no coma ahí, asómese para ver el lugar. Pegado al restaurante está la panadería también de ellos, con brownies, muffins y panes recién hechos. Enseguida, el SoHo se transforma en Nolita, donde la escena es similar.

23. Planeta Tiendas

Además de lo obvio, de lo que se encuentra en la Quinta Avenida y alrededores, están las tiendas departamentales como Century 21, en el Financial District. Allí encontrará ropa, calzado, utensilios de cocina, baño y dormitorio, juguetes, todo de marcas conocidas y a precios reducidos. Es una tienda de varios pisos, seguramente saldrá con bolsas y cuando ya sea de noche. En la zona también está Syms, que maneja el mismo concepto, sin tanto para elegir. Pero más que grandes tiendas, prefiero recomendar sitios elegidos. Una juguetería indie, con preciosas muñecas de tela (desde u$s 10), teatros, juegos para aprender, guitarras, microscopios: Kidding around (60 W. 15 St), en el barrio de Chelsea.
Muy cerca hay una sucursal de Urban Outfitters, una tienda con ropa moderna para hombre y mujer, objetos para la casa y regalitos. El tipo de cosas que motivan la pregunta ¿de dónde te lo trajiste? Buenísimos sales. Otro seleccionado, por curioso, por único: Fish's Eddy, en Flatiron District, entre Chelsea y Gramercy Park, se especializa en vender vajilla vintage -platos, tazas, soperas, jarras, azucareras- que alguna vez vistieron las mesas de elegantes hoteles y restaurantes que ya no existen o cambiaron el servicio. Un hit: los cuchillos de primera clase de Pan Am, a u$s 10. Otro: J.J. Hat Center, el negocio de sombreros más antiguo de Nueva York (310 5th Avenue), establecido en 1911, un lugar para entrar aunque no use sombrero; un Fedora, desde u$s 55.Muji es una tienda japonesa que basa concepto en lo simple del diseño. Desde un sacapuntas hasta una remera de material reciclado, todo minimalista. Tiene varios locales en la ciudad y uno en la tienda del MoMA, que a propósito es un lugar más para chequear. ,


24. TriBeCa

El número 10013 es uno de los códigos postales más caros del país, y pertenece a TriBeCa, un barrio con lofts millonarios, donde el promedio de edad ronda los 38. Sólo con pasear un rato entre galerías de arte, calles de adoquines, bares y fábricas convertidas en departamentos de acero, vidrio y ladrillo, se advierte que TriBeCa (Triangle Below Canal Street) es un barrio exclusivo. El vecino más famoso es Robert De Niro, y en los últimos años se afianzó como un poderoso inversor. Tiene una productora, el restaurante Tribeca Grill, un complejo de cines y desde hace poco, el Greenwich Hotel, un lujoso establecimiento boutique. Además, De Niro es el principal promotor del Tribeca Film Festival, un certamen en crecimiento. Se realiza en mayo y es un momento especial para recorrer el barrio. Durante esos días hay música y eventos gratuitos en las calles. Varios de los mejores restaurantes de la ciudad están en el barrio. Y también está Nobu, el lugar del chef Nobu Matsuhisa (y también de De Niro). Justo al lado, Nobu Next Door es una versión informal, más accesible y sin reserva. Si el día amaneció lindo se puede disfrutar del área verde a orillas del río Hudson. Si viaja con chicos, el Washington Market Park.


25. East Village

Velvet Underground, The Ramones, Iggy Pop, Led Zeppelin, todos ellos tienen un bar, una calle donde se sacaron fotos, alguna historia en este barrio de tradición rockera. En sus orígenes, el East fue un lugar de inmigrantes polacos y ucranianos, por eso hay Museo Ucraniano y una plaza que lleva el nombre del gran poeta Taras Shevchenko. A pocas cuadras, la Cooper Union es una prestigiosa universidad fundada en 1859. Hoy quizás siguen viviendo muchos descendientes de inmigrantes, pero lo que más se ve por las calles son desfiles de turistas. Especialmente en la zona de St. Marks Place, con puestos, bares y restaurantes para turistas. Un clásico: Trash and Vaudeville, una tienda que vende discos, ropa y accesorios de la cultura punk rock de los años 70. En dos pisos, cuero negro, tachas, zapatos y fanáticos.
Alejándose unas cuadras hacia la renovada Plaza Tompkins, se pueden encontrar algunos negocios vintage, una buena peluquería, muros pintados con grafittis, pandillas de skaters y algunos cafés. Para tener en cuenta: Arepa's Bar (91 E 7 St., entre avenidas 1 y A), un bolichito venezolano con riquísimas arepas por u$s 4. Aquí la numeración de las calles incluye las letras del alfabeto, por eso el barrio que limita con el East, es Alphabet City. Para quien quiera salir de noche, el East es un sitio con movimiento, y Shoolbred's (197 Second Ave) un bar con ambiente.

No hay comentarios: