Minerva Tantoco, una mujer que viene del sector privado de la tecnología, lidera un revolucionario proyecto en Nueva York para convertir cabinas de teléfono en fuentes de Internet. FOTO ARCHIVO PARTICULAR |
Con la llegada de Bill de Blasio al máximo cargo de Nueva York, varios asuntos históricamente olvidados en la metrópoli estadounidense se tornaron prioritarios: educación, equidad e innovación. Con dos años y seis meses al mando de la urbe, el alcalde demócrata ya está logrando diversos resultados en estos aspectos.
Tal como afirmó en entrevista con EL COLOMBIANO, Minerva Tantoco, jefa de Tecnología de la Ciudad de Nueva York, considera que los buenos resultados del actual mandato se deben a que todo se articula en torno al objetivo de ver a la “capital del mundo” como uno de los bastiones tecnológicos globales.
Para Tantoco, tecnología es hoy el mejor sinónimo de lucha contra la desigualdad urbana, del acceso a oportunidades, y el fomento de la innovación. Y explicó las razones detrás de esa visión.
¿Cuál es su trabajo para la ciudad de Nueva York?
“Soy la primera jefa de Tecnología en la historia de la urbe. El alcalde Bill de Blasio creó este puesto para desarrollar una estrategia coordinada de tecnología a lo largo de toda la ciudad, con el objetivo de transformarla a futuro en la metrópoli más tecno-amigable e innovadora del mundo”.
¿Cuánta experiencia tiene en el sector tecnológico?
“Pasé más de 30 años trabajando en asuntos de tecnología e innovación para el sector privado, los últimos 17, como directora de tecnología de empresas de publicidad y bancos. Llevo alrededor de un año en la Alcaldía de Nueva York. Creo que eso es un elemento importante que quiere De Blasio, aportar desde el sector privado a la política pública”.
¿Qué estrategia prevé, por tanto, para la ciudad?
“Tiene tres componentes: talento, acceso e innovación. El talento radica en cómo educamos a los neoyorquinos para que puedan participar en la economía tecnológica. Tal como en Medellín, Nueva York presencia un crecimiento notable del sector de la tecnología, pero necesita a la gente que sepa cómo programar, cómo diseñar, cómo inventar. La población de ambas ciudades puede, por tanto, beneficiarse de programas que los incluyan en esos sectores. Nosotros tenemos el plan Tech Talent Pipeline (Fuente de talento tecnológico), que ofrece entrenamiento para profesionales notables, para que puedan acceder a grandes empresas tecnológicas”.
Ya hablamos del talento. En cuanto al acceso, ¿qué plantean?
“Se trata de un problema que muchas ciudades en el mundo tienen. Gran parte de su población, en especial la más pobre, no tiene acceso a Internet. Por eso se busca brindarles ese acceso. Un 36 % de los neoyorquinos en la pobreza no lo tiene en casa. Es un asunto complejo, porque ya la red es necesaria para buscar trabajo, acceder a servicios estatales, obtener información, hacer tareas. Todo el mundo la necesita. ¿Cómo resolvemos este problema? Para nosotros, el acceso a Internet es ya como el del agua y la electricidad, se ha vuelto esencial para la sociedad moderna. Si usted no tiene Internet durante un día, va a sufrir, mínimo se va a desesperar (risas)”.
Usted reitera que Nueva York está enfocándose en los parques para mejorar ese tema...
“En muchos parques de la ciudad ya tenemos wifi gratuito, pero queremos ampliar eso mucho más, y prevemos que, mediante el programa LinkNYC, cada teléfono público de Nueva York se convierta en un punto wifi gratuito para la ciudadanía. ¿Por qué? Ya no se necesitan teléfonos, ya casi no se usan, pero serían de mayor utilidad si se les instala acceso a Internet. Estamos empezando a implementar el programa, y ya empezaremos a ver sus resultados este año”.
Tuvo un paso de décadas por el sector privado, pero ahora está en el público, ¿qué diferencias ha notado en ese cambio?
“Siento que fue la mejor decisión, principalmente porque las personas que, como yo, trabajamos en tecnología, buscamos que nuestro trabajo tenga un impacto positivo para la sociedad. Yo tengo 40 patentes tecnológicas, he trabajado en innovaciones muy apasionantes, y eso lo he disfrutado mucho. Pero al pasar al sector público, y saber que no trabajo solo por dinero, sino para ayudar a la mayor cantidad de personas posible, me da una satisfacción mayor. Ahora puedo ver que los estudiantes pueden tener acceso a la información y el conocimiento y que podemos hacer portales comunitarios para todos los barrios. Se trata de empoderar a la gente mediante la red, y esa labor ha aportado a la gran cantidad de startups que han surgido recientemente. También la cantidad de trabajos vinculados al sector de tecnología en Nueva York: 300.000, que generan 30 mil millones de dólares en ganancias anuales, y están creciendo”.
¿En qué cree que radica ese auge tecnológico?
“Las empresas de tecnología saben que la diversidad es la clave para el éxito. Por tanto, nuestro ‘ingrediente secreto’ en Nueva York es la diversidad. Tenemos gente de todo el mundo, 160 nacionalidades representadas, que hablan todos los idiomas. Sentimos orgullo de tener profesionales en dicho sector de cada país, género, edad y lenguaje. Por ese motivo, empresas como las europeas encuentran más fácil basar su expansión en Estados Unidos o el mundo desde Nueva York”.
¿Cómo ven los avances de una ciudad como Medellín?
“Creemos que Medellín es una de las ciudades más innovadoras del mundo, en el sentido en que ha utilizado como ninguna la transformación de los espacios urbanos para lograr mayor equidad. Su clave es poner espacio público de calidad en zonas pobres o marginadas. Esa estrategia parece obvia, pero es revolucionaria, porque normalmente se cree que se le da una obra a quienes piden algo, pero en dicha ciudad la pregunta es ¿dónde se necesita más una escuela, una biblioteca?”.
¿Están abiertos a cooperar con la capital antioqueña en estos y otros asuntos?
“Esperamos que nuestros vínculos se extiendan más allá del paso de las administraciones. Creemos firmemente en que la cooperación entre urbes es la mejor forma para que estas lideren el desarrollo mundial”.
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