Cano Erhardt inaugura una exposición sobre Coney Island en la galería Luis Burgos de Madrid
Hay quien se propone encontrar agua en el desierto y hay quien ha intentado retratar la soledad entre la multitud y lo ha conseguido. El fotógrafo bilbaínoCano Erhardt (Bilbao, 1955) se presentó un día en Coney Island, una especie de parque temático del exhibicionismo, y supo ver lo que otros no ven. Fue allí por recomendación de un amigo y buen fotógrafo, Harvey Stein, y su trabajo se presenta hoy en la galería Luis Burgos. Cano Erhardt está de dulce: hace días recibió el Primer Premio de Fotografía Enaire, dotado con 10.000 euros.
La exposición del autor bilbaíno reúne doce fotografías de Coney Island y está dentro del Festival PhotoEspaña. Coney Island es la playa más próxima a la ciudad de Nueva York. Cuenta con varias líneas de metro que desembocan allí y es un rincón bastante popular al que acude gente de toda clase y condición. Lo mismo va Lana del Rey que una familia con pocos recursos porque allí no juzgan a la gente por su apariencia.
«Es un sitio que se da mucho al exhibicionismo de la gente», explica Cano Erhardt. «Es a su vez un parque de atracciones y empezó a funcionar como tal a mediados del siglo XIX. Ha tenido una evolución con bastantes vicisitudes porque, por temas de permisos con el Ayuntamiento, no hay hoteles allí a pesar de que va muchísima gente». En esta isla del esparcimiento, donde no hay cómo alojarse, los neoyorquinos muestran una versión peculiar de sí misma.
«Toda esa gente me inspira sensación de soledad porque te das cuenta de que detrás de ese exhibicionismo hay gente sola. Así lo entiendo yo, veo gente que necesita eso para conectarse con los demás y que les den lo que ellos entienden por cariño, que al final es mirarle y pensar: “Qué tío más raro” –explica el autor–. Este trabajo pretende por un lado dar un tinte de teatralidad y por eso se he utilizado estrategias como el flash aunque fuera de día. Eso es lo que he intentado: dar una sensación de teatralidad. También pretendo demostrar que la fotografía, aunque existe la creencia de que debe ser veraz, también es capaz de generar ficción y mentiras. Porque en algunas de estas fotos observas situaciones que luego a lo mejor no se dan en la realidad».
Campo y ciudad
En la obra de este fotógrafo autodidacta se mezclan imágenes de Nueva Yorkcon desiertos de hielo, cactus y los campos de Castilla. Para él, las fotos de Coney Island tienen algo que ver con las que ha hecho en Burgos. «Se puede considerar que son opuestas pero al final me he dado cuenta de que estaba retratando la soledad en ambos casos. Al principio no era consciente de ello, pero con el tiempo me he dado cuenta de que tanto en las fotos que hago en la ciudad como las que hago en la naturaleza hay un componente de soledad», concluye.
Como ejemplo de esta teoría vale la imagen con la que ganó el Primer Premio de Fotografía Enaire, titulada «Waiting for the train».
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