Ambas ciudades han permanecido sepultadas por la nieve el último fin de semana
Nueva York, este domingo 24 de enero, lucha por deshacerse de la nieve que bloquea todas las entradas y accesos a viviendas y establecimientos - EFE |
La madrugada del sábado al domingo, Nueva York era una ciudad fantasma,cubierta por más de medio metro de nieve. La agitación habitual en Broadway, en Manhattan, o en la avenida Flatbush, en Brooklyn, la acalló una tormenta histórica que, como buena parte del Noreste de EE.UU., paralizó la ciudad. Solo algunos repartidores de comida china se atrevían a saltarse la prohibición de conducir en las calles y el silencio apenas se quebraba con el estruendo de una máquina quitanieves y las voces y risas de quienes se curaban del frío con cerveza y whisky en los bares.
Ayer por la mañana ya se levantó la veda a los coches, aunque apenas había circulación, y la banda sonora de la ciudad era la de las palas de los vecinos rascando el cemento para sacudir la nieve de sus aceras. La tormenta ya formaba parte del pasado, ayer lucía un sol espléndido, y la gran preocupación era qué hacer con la montaña de nieve que sepulta la ciudad. Los quitanieves y las paladas de los vecinos aclararon las aceras y las calzadas, pero acumularon muros de nieve en los lados de casi dos metros de alto en algunas zonas. No parece que la nieve se vaya a derretir pronto: la sensación térmica ayer en Nueva York llegó a los -10 grados, y no mejorará en los próximos días.
La tormenta en la Gran Manzana fue de récord: dejó una acumulación de nieve de 68 centímetros en Central Park, lo que la convierte en la segunda mayor nevada de la ciudad desde que en 1869 comenzaron las mediciones. Se quedó muy cerca de los 68,3 centímetros registrados en una tormenta de 2006.
Aunque la nevada paralizó la ciudad el fin de semana -desde la circulación en las calles hasta los musicales de Broadway, cuyas actuaciones se cancelaron el sábado-, está previsto que la ciudad recupere hoy lunes la normalidad. La Bolsa abrirá en Wall Street, al igual que todas las oficinas públicas y los colegios.
Cortes de metro y circulación restringida
El metro funcionó ayer con cortes en algunas líneas que operan en la superficie y con retrasos en toda la red, y los autobuses también empezaron a circular. No ocurrió lo mismo en Washington, donde el sistema de metro -el segundo con mayor tráfico de EE.UU. después del de Nueva York- seguía cortado ayer por la mañana. La capital del país recibió menos nieve de la que se esperaba en un principio -45,2 centímetros-, pero lo suficiente como para convertirse en la cuarta mayor nevada de su historia. En otras zonas cercanas, las acumulaciones fueron superiores: en el aeropuerto de Washington, llegaron a los 74,2 centímetros. Y de la docena de estados que sufrieron los efectos de la tormenta, la mayor nevada se la llevó Glengarry, una localidad de Virginia Occidental, que recibió 106,7 centímetros. En total, la alerta por tormenta de nieve afectó a 33 millones de personas. De ellas, 240.000 se quedaron sin luz y las condiciones climatológicas siguen afectando al tráfico aéreo: ayer se cancelaron 3.750 vuelos y hoy estaba previsto que no despegaran otros 700.
Una de las mayores preocupaciones eran las inundaciones provocadas por las precipitaciones y los vientos fuertes. Las sufrieron algunas localidades costeras del Sur de Nueva Jersey y amplias zonas de playas en Long Island, en el estado de Nueva York.
Hasta el momento se han contabilizado 28 muertes relacionadas con la tormenta. Trece de ellas tienen que ver con accidentes de coche en carreteras heladas y cubiertas de nieve, ocurridos en Arkansas, Carolina del Norte, Kentucky, Ohio, Tennessee y Virginia. En este último estado dos personas murieron por hipotermia y otras cuatro -una en Maryland y tres en Nueva York- fallecieron mientras quitaban nieve de la calle. Una actividad a la que ayer se entregó buena parte de la población de esta esquina de EE.UU.
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